lunes, 3 de diciembre de 2012

OLLANTAY

Este célebre drama anónimo en tres actos y versos octosílabos data posiblemente de fines del siglo XV y fue primeramente trasmitido en forma oral hasta que el Presbítero Antonio Valdés lo copió cien años después, dándole la forma que actualmente tiene.
"Ollantay" es el más antiguo testimonio escrito de la literatura indígena sudamericana y la pieza literaria de mejor calidad y mayor extensión que se conoce en idioma quechua, drama donde se narran las desventuras del guerrero de ese nombre, Cacique principal en tiempo del Inca Pachacutec, héroe afortunado que ostentaba el champí de oro por sus victorias y gozaba de la predilección de ese monarca. Pues bien, Ollantay se enamoró perdidamente de la bella princesa Cusi Coyllur (la estrella de la alegría) hija de Pachacutec, que le correspondió entregándose con pasión a ese amor prohibido, pues las diferencias sociales impedíanle siquiera mirar a quien no perteneciera a la familia Imperial de los Incas.

Una fiel sirvienta pretende disuadir a Ollantay, igual sucede con el Villac o Sumo Sacerdote, pero él no les hace caso y luego de mucho meditar con sus compañeros de armas resuelve acercarse al Inca y pedirle su hija en matrimonio, pero éste lo rechaza con ira, indicando que dictará una ley contra esas uniones. Además Ollantay es depuesto, castigado y se lo deja sin mando, pero ayudado de sus fieles amigos se rebela contra la tiranía del Inca y retírase a la fortaleza que hasta hoy lleva su nombre (Ollantaytambo) cerca del Cusco, donde declara la guerra que duro quince años. Cusi Coyllur da a luz una niña que se llama Ima Sumac o "La Bellísima" y enseguida fue condenada a vivir prisionera en una celda del templo de las vírgenes del sol bajo la vigilancia de la sacerdotisa Mama Rocca.

Ima Sumac creció en dicho templo e impresionada por los gemidos y lamentos que oía venir desde el sótano, arrancó a su vieja nodriza el secreto de su nacimiento y se entera que la infeliz mujer que sufría en el subterráneo era nada menos que su madre la Princesa Cusy Coyllur.

Al mismo tiempo el General Rumiñahui (1) tratando de destruir a Ollantay, se hizo pasar como herido y entró en su campamento, convenciendo a Ollantay de la sinceridad de sus sentimientos para que éste lo protegiera de las iras del Inca, a quien aseguró haber traicionado. Ollantay cayó en la trampa y alojó a Rumiñahui, que aprovechó la fiesta del Dios Sol para abrir las puertas de la fortaleza y llamar a sus gentes, apresando a Ollantay, a quien condujo prisionero al Cusco; pero ya no gobernaba Pachacutec sino su hijo primogénito el Inca Túpac Yupanqui -hermano de Cusy Coyllur- quien condenó a Ollantay a muerte.

En eso Ima Sumac logra penetrar a la alcoba de su tío Túpac Yupanqui y le pide la libertad de su madre. El joven Inca se conduele y va con la corte a liberarla, encontrándola atormentada y casi en trances de expirar. Entonces pregunta quien es aquella mujer a quien se ha mantenido en prisión por tantos años y la Mama Rocca le confiesa toda la verdad, siendo arrojada del Templo por su complicidad criminal en el asunto. La prisionera recobra el conocimiento merced a las atenciones, respetos y cuidados de la corte y se vé frente a su hermano el Inca, a su hija Ima Sumac y a su esposo Ollantay, que acaba de ser conducido al Templo, perdonado y ennoblecido de nuevo y todo es felicidad.

La pieza finaliza con un canto de Ollantay y Cusi Coyllur que se retiran a vivir juntos como si nada hubiera pasado en tantos años,bajo el amparo y protección del Inca y junto a la bella Ima Sumac.

La importancia del drama es innegable, constituye un documento histórico que prueba el final del gobierno hierático de los Incas absolutista que dio paso a una nueva era más humanizada en tiempo de Túpac
(1) Este Rumiñahui debió ser otro general, homónimo del ecuatoriano, pues las cronologías no calzan.

Yupanqui. Igualmente tiene valor literario como testimonio poético, indicativo del perfeccionamiento del quechua y del buen gusto literario de los pueblos andinos; y habiendo sido traducido al español por el Padre Valdes que también conservó la versión original en quechua, hoy se lo puede leer y admirar en ambos idiomas.

De Ollantay existen otras versiones aunque no tan antiguas. "Posteriormente, a principios del siglo XX, un músico peruano elaboró una ópera con su argumento, la cual lleva el mismo título."

Una de las versiones diferentes, muy conocida en la región del Cusco, trata sobre dos aborígenes perteneciente a la tribu de los Cañaris, parcialidad conquistada por Tupac Yupanqui y llevada como mitimae a la capital imperial y al valle de Jauja. Igualmente interviene "Cara de Piedra" o Rumiñahuy, general cusqueño que no debe ser confundido con su homónimo quiteño de los tiempos finales de Atahualpa, quien hace el papel de malo, justamente como desquite o venganza del autor, pues lo presenta con bajos atributos morales frente al héroe Ollantay, todo nobleza y generosidad. Los Cañaris, en cambio, son aguerridos y valientes por haber prestado el juramento de fidelidad a Huascar y no a Atahualpa.

Todos estos detalles hacen suponer sin temor a equivocaciones que del poema original, por el paso de los siglos, se han desprendido varias versiones de factura indígena, que aún se repiten y cantan en los páramos andinos del Ecuador, Perú y Bolivia con igual intensidad que hace cuatrocientos años, aunque con ligeras deformaciones, "ingredientes que no desvirtúan su esencia vernácula."

El “Ollantay” y el “Atahualpa Huañuy” constituye dos tesoros poéticos y dramáticos del teatro precolombiano y más propiamente del teatro andino, que había alcanzado muy altas cumbres de perfección y belleza cuando ocurrió la llegada de los conquistadores.

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